Pablo D. Moronta
(La Pablada)

Soñador empedernido

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Carta a un soñador

El momento es hoy. Quien diría que mis sueños podrían ser tan grandes. Esa meta del que siempre quise ser. El recordar que soy humano y que tengo permitido sentir. ¿Quién realmente soy?, quiero pensar que soy ese reflejo, un alma en pena que va recogiendo trozo por trozo las migajas de su corazón.Tal vez el soñador es una excusa para no afrontar mis peores miedos. Ese famoso mundo del silencio del cual les he hablado tantas veces. Al final el soñador es la esencia del ser sin caer en el positivismo tóxico.Quiero verte como un compañero de vida y sentir que estás a mi lado siempre, somos y no somos al mismo tiempo.Quiero tenerte cerca para no despegarme de ese camino que me espera. Te miro y escojo ser libre. Soñador, eres esa parte de mí que di por perdida hace un tiempo atrás.
Cuestiones de quién soy o seré. Eres la guía, yo soy mi propia guía, trate tanto tiempo de buscar la respuesta y todo este tiempo estuvo en mí . Quiero terminar de ser esa figura mítica que se rompe por ser la mejor. Quiero ser Pablo, mi parte auténtica, no toda esta coraza y mascará que guardo trás mis letras.A ti soñador te dedico esta carta de bienvenida para que seamos uno por siempre hasta el final de esta historia.

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Zoidaem

Dicen que los nuevos comienzos son difíciles, pero jamás me imagine que serían tan tedioso. En ese momento que mencionaron ese nombre con la entrega de ese diploma le da el saludo a una nueva vida llamada adultez. Hoy me encuentro preso en una realidad donde las cosas no son como antes, El clásico 8 a 5 deja un sabor amargo en mi garganta. El pensamiento de entrar al famoso circulo de la vida como un ratón hambriento por su queso.
Quisiera dejarlo todo, pero al mismo tiempo no tengo el valor para encontrarle el sentido a esta cosa que llamamos vida. Maldita sea la persona que me vendió el sueño de ser feliz. Debería ser un preso de este laberinto y rendir ante el gran poder empresarial. Yo quiero ser feliz pero mi propia vida me quiere contar otra historia.
Una simple carta y puedo mandar todo a la mierda, pero tengo tanto por perder que no se si valga la pena.